Veronik Liberal

Veronik Liberal

martes, 8 de noviembre de 2022

En buenas manos (Parte 1)


Emocionada voy conduciendo, siguiendo las indicaciones de David.

Nunca pensé que conocería a un chico que me pusiese tanto. Hacía que saliese de mi zona de confort, atreviéndome a sugerirle planes y a expresarme más explícitamente cuando no suelo ser así.

De repente noto su mano izquierda en mi muslo derecho. Llevo un pantalón vaquero y una camiseta roja de estreno. Su mano grande apoyada ejerciendo cierta presión y agarre hace que mi excitación suba a raudales. Tanto, que me humedezco como si me estuviese comiendo la boca y restregándome sobre él. Inconscientemente, intentando disimular mi agitación, mi cuerpo me delata. Estremeciéndose.

Me sorprende como un gesto sin más, lo disfrute tanto o más como cuando me besó la primera vez o cuando noté su mano haciéndome vibrar de placer con poco que me haga.


Esa mano que…

-agarraba de la mía con ímpetu para llevarme a su habitación y notar como la euforia se apoderaba de nosotros.

-acariciaba mi mejilla derecha sonrosada a la vez que sacaba su lengua de forma traviesa sonriéndome y mirándome a los ojos con complicidad.

-magreaba todo lo posible mi cuerpo, una y otra vez, a medida que nos morreábamos con más ganas mientras nos desvestíamos.

-que de forma envolvente y provocadora la metía repetidas veces en mi boca para ensalivarla, y yo lo hacía de forma juguetona y chupándole los dedos...Percibía como le gustaba por su sonrisa, sus expresiones, su forma de mirarme…



-que al mismo tiempo que con la derecha me agarraban del culo y me levantaba con energía sin parar de besarme, a lo que yo redondeé su cintura con mis piernas mis piernas, y exaltada seguí la efusividad del momento tras lanzar un grito de júbilo y sorpresa.

-que cogió las mías, llevándolas hacia detrás de mi cabeza, estando yo acostada sobre la cama, cuando se disponía a bajar su cabeza a mi coño, dando entender que le regalara mi mejor orgasmo.

-que a la par con la izquierda, las bajaba por mis brazos desnudos hasta mis manos para entrelazarlas, notando su calidez y cercanía, mientras me rozaba encima de él y nos provocábamos con mordiscos, lengüetazos y comentarios subidos de tono.

-que sujetaba mi cabeza cuando jugueteaba con mi boca y lengua en su polla dura, y que cada vez me tocaba constantemente el pelo cuando le sobaba en muchas ocasiones sus huevos y la zona del perineo.

-que colocaba en mi cuello pero sin ejercer presión mientras le follaba, cabalgando sobre él, incitándome con su mirada y su boca, por lo que de forma pícara le variaba el ritmo follándole y le introducía algunos dedos míos en su boca mostrándole una sonrisa permanente.

-que junto con la derecha, me sujetaban las nalgas para comerme el coño, mandando previamente sentarme encima de su boca, llegando ver como entrecerraba los ojos del placer que sentía y como gemía.

-que rozaba mi mejilla derecha a la vez que me daba un beso que iba in crescendo en pasión, cuando volvía de nuevo a deslizar mi mano por su polla, notando cada centímetro su rugosidad y dureza.

-que al mismo tiempo con la derecha me sujetaban las caderas para follarme, sin parar, en un mismo ritmo, estando yo encima, llegando a un nivel de excitación máxima desafiándonos con gestos y lenguaje subido de tono.

-que me agarraba de la cintura después de situarme al borde de la cama, estando a cuatro patas, metiéndome su polla lentamente, pero luego retirarla y así coger de mi pelo y tirar de él al vernos totalmente excitados en el espejo del armario que estaba casi enfrente nuestra.

-que ensalivaba cada vez que me la metía en la boca pícaramente, y me encantaba hacerlo y ver como lo disfrutaba, y que luego iba con ella a mi culo a estimularlo y veía como me retorcía de placer mientras yo sin poder estar quieta me frotaba sobre él.



-que me flipaba que me magrease todo lo que quisiese, como la derecha, y que le correspondía con lo mismo, notando como el deseo aumentaba en nosotros sintiéndonos totalmente compenetrados y obsequiándonos miradas, sonrisas y susurros.


Todos esos pensamientos son interrumpidos por una pregunta de él poco antes de llegar al destino.

Ilusa de mí se da cuenta de mi nerviosismo deleitándose y pude deducir que no es solo la mano que me hace vibrar tanto, si no que también...



martes, 11 de abril de 2017

Jugando


Vero se disponía a abrir la puerta de la cafetería para ir a su sitio preferido siempre que estaba libre, la esquina izquierda del local. A la izquierda del local estaba la cristalería y a la derecha la barra. Siempre se preguntaba cuál sería el motivo por el que la mayoría de los hombres se situaban en la barra.
El camarero llegó a verla desde detrás de la barra y le guiñó un ojo. Le daba a entender que la había visto y que en cuanto pudiera le ofrecía lo que pedía siempre. Ella le correspondió con una sonrisa. Vero echó un primer vistazo y pudo comprobar la presencia de un chico que siempre estaba cuando iba ella a esa hora a la cafeta. De verlo tantas veces y de verlo atareado con un lápiz en mano mientras tomaba un café le llamaba la curiosidad. ‘Siempre con lápiz en mano ¿qué hará?’ Pensó ella.
-Aquí tiene señorita Verónica, su café con mucha leche. - Le dijo el camarero cuando le dejó en mesa la consumición.
-Psss ¿Que hace el chico de la camisa azul con el lápiz?- Le preguntó Vero aprovechando su buena relación.
-Descúbrelo tú misma- respondió con una sonrisa picarona.

Ella empezó a maldecir por lo bajo mientras removía el café aunque sabía que eso era lo más correcto. Dio el primer sorbo y se concentró en observar al chico. Cogía un lápiz con firmeza y hacía trazos, aunque a veces arrastraba la punta varias veces. A ella le parecía que eso era dibujar.
El chico era alto y moreno, e iba vestido informalmente. Lo que Vero no contaba era que él levantara la cabeza y la mirase a los ojo. Ella agachó su cabeza todo cuanto pudo sin exagerar y se hizo la loca, como si estuviera mirando de casualidad, pero mirando por el rabillo de ojo a ver que hacía y dando otro sorbo al café.
‘¡Nooo! No te acerques...que vergüenza. ¿Y qué coño le digo como me pregunte que hacía mirándole?’

-¡Hola! Disculpa…- Le saludó el chico, lo que hizo que ella levantara la vista
-Eh...Hola ¡Buenas!
-¡Y tan buenas!- Exclamó él mostrando una gran sonrisa
‘Ni que lo digas. Dios...¡¡que ojos!!’ No le había llegado a ver sus ojos antes, eran verdes, unos verdes penetrantes.
-Te vi…-Empezó hablando él
-Sí, casi siempre me siento aquí – No le dejó terminar Vero, adivinando por si la había pillado viéndole.
Él se echó a reír y acabó diciendo:
-Espero que para otras cosas me dejes acabar.
-¡¿Eh!?- Le espetó ella. Aunque pensó que no le importaría que lo dijese en doble sentido.
-¿Puedo…?- Preguntó sin acabar agarrando la silla de enfrente a ella.
-La silla no es mía ni tiene un nombre puesto.
Él lanzó otra risotada a la vez que se sentaba y colocaba una libreta de dibujo en la mesa.
-¿Sueles ser así de borde siempre?
-Me puedo poner más borde…- dijo ella toda sonriente.
-Bah, dejemos este rifi y rafe. Tengo algo para ti pero no lo acabé. Hoy no me concentré al ver que me veías.
Vero se sorprendió al decirle que tenía algo para ella ‘¿Algo? ¿Lo qué? Si nunca nos hemos relacionado...’
-Te veo hace días, coincidimos aquí, ya me viste muchas veces pero nunca te fijaste tanto como hoy. En parte me facilitó para acercarme a ti pero por otra no finalicé lo que te quiero dar. Me llamo Sergio ¿y tú?
-Verónica, encantada.
Él se irguió para darle los besos de cortesía y que ella los recibió muy gustosamente.
-¡Un placer! Mi momento de `kit kat` terminó, tengo que irme.- Dijo él cuando sonó la alarma del reloj de la muñeca.- Mañana nos vemos- y le guiñó el ojo.
-Hasta mañana…- Ella se quedó apenada por la rapidez del encuentro.

Al día siguiente en la misma cafetería pero antes de la hora habitual que iba Verónica…

Estaba pensativa en la esquina dándole vueltas al café. Si solía estar inquieta, esta vez más. ‘¿Que me quiere dar  ese chico tan interesante?’ Le interrumpió de su ensimismamiento el sonido de su móvil, tenía un whatssap de una amiga en el grupo de compis.
`Salida sábado tarde a las termas de Chavasqueira!! No digáis que no mola ¡eh! Y podemos aprovechar para ir de vinos a Ourense ¿Quién se apunta?`
‘Esta Ana siempre liándola, pero las lía bien’ Iba a empezar a contestar cuando alguien posó un dibujo encima de la mesa. Era Sergio. Retiró el móvil y se quedó fascinada por el dibujo.
-Solo hace falta que cobre vida- contestó sonriente él.
-Y tienes a dos bordes enfrente de ti - Vero se rio a carcajadas con su comentario- Es...idéntica a mí.
-En eso consiste el retrato- Él se sentó cómodamente y prosiguió – Desde el primer momento en que te vi me gustaste. Eres muy fotogénica y tienes  unas facciones muy dulces.
-Ya me gustaría  a mí dibujarte tan bien como tú a mí.
-¿Y por qué no?
-Porque se me da fatal. ¿Conoces el monigote de los Santos Inocentes? Es lo mejor que puedo hacer.
-Te propongo algo.- Ella quedó la expectativa- Mañana a media tarde quedamos en la entrada de esta cafetería y te vienes conmigo. Te ayudaré a que me dibujes.
‘¿¿Mañana?? Ya podía tener una doble...’
-Pondré todo de mi parte- Cogió el retrato, lo enrolló y lo metió en su bolso.
Él se alegró mucho y se quedaron los dos mirándose  durante un par de minutos. No mirarle a los ojos una vez que los había visto era difícil.
-Siento el corte, he de irme ¡Nos vemos mañana a las seis!- Le contestó Vero y le pasó su mano por el hombro izquierdo de Sergio.

Allí se personó Vero cerca de las seis. Ataviada con un vestido verde que había comprado hace poco. Era cómodo y fresco. Idóneo para  un día tan bueno que hacía. Sergio se aproximó desde la otra acera y la saludó obsequiándole un par de besos pausados.
-¿Y el blog del dibujo?- Le preguntó ella.
- En el lugar a donde vamos a ir.- y emprendieron la marcha hacia donde iba él.
Llegaron a la puerta de un garaje. Él abrió y se adentraron. El garaje era grande y espacioso. Al fondo a la derecha había una estancia decorada y adaptada para Sergio.
Había también un tresillo, un sillón y una mesa baja y ancha.
-Estarás cómodo aquí -dijo ella riéndose un poco.
-Mmmm sí. Vamos al lio. Siéntate en  el tresillo.

Sergio cogió un blog de dibujo y un lápiz. Se sentó al lado de ella, le colocó el blog abierto en las piernas y le ofreció el lápiz.
-Tienes un folio entero para una cara, así no te distraes por hacer más.- le comentó.
Él le empezó a dar unas pautas y a ayudarle donde se complicaba. A veces le sonreía y la vitoreaba donde lo hacía bien. Cuando se empezaba a mirar la cara dibujada de él, ella sonreía satisfactoriamente.
-¿Que, nos parecemos?
-Hay un ligero aire…- contestó ella y se echó hacia atrás.
Él se quedó mirándola y le fue a acariciar el pelo. Fue deslizando sus dedos a la mejilla y se aproximó a ella para darle un  beso muy tierno en los labios. Vero se dejó y le obsequió con otro. Antes de seguir con algo más, ella quitó el blog de sus piernas y lo colocó a un lado con el lápiz. Decidió sentarse encima de Sergio y siguió besándole más apasionadamente. Mientras, le acariciaba y se restregaba contra él. Los besos habían pasado a los lametazos y lengüetazos. Pasaba una y mil veces sus manos por los brazos de él, y por el torso hasta que le quitó la camiseta. ‘¡Mamacitaquerida! Guapo y buenorro’ Acarició su torso tonificado y le siguió besando y acariciando con más vehemencia. Sergio le acariciaba las piernas y ascendía sus manos a veces para cogerle de la cabeza y besarle con tanto ímpetu como lo hacía ella. Volvía a descender las manos y al volver a subirlas las metía por debajo del vestido para quitárselo. Los dos se encontraban en un grado de excitación tan alto que deseaban más. Enzarzados entre brazos y piernas se rozaban mutuamente y se saboreaban. Sutilmente él le mordisqueó la oreja y le murmuró:
-¿Bien, Vero?
-Muuuy bien – contestó sonriente.
Sergio la cogió en brazos, la sentó y se puso encima de ella. Su lengua recorrió desde la boca hasta el escote. Con ayuda le quitó el sujetador blanco. Se quedó mirando los pechos y rozó con sus dedos las aureolas. Prosiguió hacia los lados de los pechos sin tocar los pezones.
-Sergio...no seas malo, toca ahí – manifestó ella mientras se tocaba y se pellizcaba los pezones.
-Pues una de las cosas que más me gustan es ver a una mujer masturbarse.
-Anda...estate callado y vente para acá – Tiró de él hacia ella y le pegó un morreo a la vez que agarraba sus manos y se las ponía en sus pechos. Él obediente acarició los pechos con más fogosidad, pellizcó sus pezones y tiró un pelín de ellos. Miró que su cuerpo se estremecía y decidió pasar su lengua por los pezones rosados que comenzaban a ponerse duros. Los ensalivó y los mordisqueó levemente.
Vero gimió y se humedeció los labios. Levantó su pelvis y quitó el tanga. Apoyó bien los pies en el suelo y echó el cuerpo hacia adelante apoyando la cabeza. Sergio iba dispuesto a besarla cuando ella le sujetó la cabeza y la bajó hacia su pelvis. Él no pudo evitar sonreír, pero disciplinado la descendió. Deslizó su lengua repetidas veces por la cara interna del muslo izquierdo y del derecho. Cuando notó que Vero se revolvía, acercó le lengua poco a poco hasta el coño. Ahí pasó la punta de la lengua lentamente hacia arriba y hacia abajo. Cada vez recorría con más presión. Estuvo así un rato, y rozando muy levemente el clítoris, hasta que se animó a moverla más velozmente al notar las sacudidas de Vero y al escuchar sus gemidos y resoplidos. Entretanto, Vero tocaba y tiraba de sus pezones con sus dedos. En esa situación, menándose sin parar y gimiendo cada vez más rápido llegó a un gran orgasmo.
Ella, sonriente, murmuró:
-Ven aquí…
Él subió a la vez que la acariciaba y se besaron lujuriosamente. Las piernas de Vero se enroscaban en el cuerpo de él y las manos se escabullían por dentro del pantalón de Sergio.
-Que traviesa eres  - Le susurro él.
-¿Quieres que no lo sea? - preguntó con tono pícaro
-Era una apreciación. ¡Me encanta! - y de sopetón le pellizcó los pezones con presión.
En vez de molestarle, le puso más cachonda. Echó a Sergio a un lado del tresillo, se aproximó a su bolso, cogió una pinza y recogió su pelo largo. Regresó contoneándose y se lanzó a desabrocharle el pantalón y a quitárselo. También le retiró el calzado, los calcetines y el calzoncillo. Él se mostraba alegre y mirando divertido como le quitaba todo.
-A ver si ahora te diviertes tanto – Le dijo Vero en tono irónico.
Ella se colocó a un lado del tresillo de rodillas mirando hacia Sergio y con el culo en pompa.
Le comenzó a acariciar muy lentamente y muy suavemente la polla. Las caricias iban abarcando más, tocando también los testículos y la zona del perineo. Se tomó su tiempo para que la polla estuviera totalmente dura. Haciéndole sufrir un poco más, estuvo manoseando y lamiendo los testículos sin tocar la polla. Luego a rozar la zona del perineo con un poco de presión y tocando la polla con los dedos. Sonriente pensó que ya era el momento de meterla en su boca. Pero antes, la lamería por los lados. Deslizó muy despacio sus labios hacia abajo. Aguantó un momento y luego las ascendió haciendo presión. Estuvo así un momento hasta que pasó la lengua por su capullo y lo succionó un poquitín. Después con más frenesí le estuvo comiendo la polla respirando con cierta dificultad por el gozo que sentía de la paja que le estaba haciendo él. Los dos siguieron dándose placer hasta culminarlo con un gran clímax. Exhaustos se dieron un beso muy ardiente y se recostaron.
Mientras él acariciaba sutilmente los pechos de Vero, dijo:
- Ahora es el momento ideal para dibujarte
- ¡Ah! ¿Sí?
-Entera y desnuda. Me encantan tus curvas.
Ella sonriente le pasó el blog y el lápiz



Mi participación al IV concurso Internacional de Relatos Eróticos del año 2016:



jueves, 19 de enero de 2017

Excitantes vibraciones

- ¿Algún plan a la vista, Vero? -Me pregunta Iván.
- Mmm, no...¿Tienes alguna sugerencia?
- Sí, vayamos a divertirnos a un karaoke.
- ¿Tú crees que lo será? - Pregunté dubitativa.
- Sí – comenta convencido.
- Vale – Y nos dirigimos hacia la habitación para cambiarnos. Él me hace carantoñas por el camino.
- Que mimoso estás… - susurré
Le correspondo con un beso y él aprovecha para seguir con el beso más apasionado y me acaricia con más ansia.
- Cómo estamos, ¡eh! - le expresó ella.
- Estamos estamos…
Él me sigue besando y acariciando a la vez que andamos hacia la cama. Me recuesta y sus manos descienden por mi cuerpo. Sus manos inquietas me quita el top negro y mi pantalón.
Me sonríe, me besa lascivamente y me pasa sus dedos desde la boca hasta el pubis. Me acaricia el pubis con más detenimiento. Los dedos bajan al coño y me lo roza muy despacio. Me gusta, me encanta. Sabe como lo tiene que hacer para ponerme bien cachonda. Él sigue deslizando sus dedos en mis labios mayores y me toca suavemente el clítoris. Mi respiración es entrecortada y ahogada. Sus dedos dejan paso a su lengua. Me humedece más y me estimula más. Su lengua hace por adentrarse en mí, y lo consigue con la punta. Retira le lengua. Aproxima de nuevo los dedos, y me mete dos. Sin dificultad. Estoy bien lubricada al estar tan excitada. Es cuando él acerca un huevo vibrador , que saca de un cajón de la mesilla de noche, y me lo introduce. Gimo de regusto y me revuelvo. Me da un par de lametazos en el coño ,sube su boca hasta la mía para darme un beso muy húmedo y me murmura:
- Ahora que tienes el huevo vibrador puesto, nos arreglamos y nos vamos. Yo llevo el mando a distancia del huevo.
Me siento asombrada y aturdida. ¡¡Me ha puesto cachonda para eso!!
- Serás… - dije en alto.
- Ya podrás ensañarme a tu manera en otro momento – dijo Iván guiñandome un ojo.

Nos duchamos, nos acicalamos y nos vamos. Yo no puedo evitar tocarme en algún que otro momento, el notar ese huevo y lo caliente que me encuentro…
Él se da cuenta y sonríe el muy pillo.
Llegamos al destino y antes de entrar Iván dice levantando las cejas:
- Espero no perder el mando a distancia, que como sea otro que le dé sin parar…
- Agarralo bien y...que nadie se dé cuenta.
- Igual se dan cuenta aunque no miren el mando.
- Jeje sí guapo...no seas muy malo.
Entramos y decidimos primero tomar algo. Mientras miramos que canciones tenemos pensado cantar, él solo, yo sola y los dos.
- ¿Que como te sientes?- me pregunta él
- Cómoda- contesto entre risotadas imaginando porque lo pregunta.
Lo veo sacando el mando y se queda mirando para él. El mando es violeta y tiene tres botones. De menor vibración a mayor. Lo guarda y echa una visual al local. Empieza haber ambiente, al ser un sábado noche. Pero por suerte nosotros empezaremos a cantar antes y antes acabaremos.

Ya en mi último sorbo de la copa un par de chicas acaban de cantar ‘La Bicicleta’
-¡Venga! A por el micro, vas arrasar – dijo él con sorna.
- Aún me van a contratar Amaral para sus coros- Le contesto siguiendo la ironía
Me dispongo a subir al escenario a coger el micro y a empezar a cantar ‘Como hablar’ cuando es el momento. Intento no desafinar mucho para no dar mucho el cante cuando me sobresalto por la vibración que empiezo a notar. Sigo cantando pero algo más nerviosa. Me noto roja y me concentro para que no se note mi nerviosismo. Me gusta el sentir la vibración pero que no me lo noten. Dura poco la vibración. Sigo cantando pero con mi tono de voz grave sin poder ponerla aguda como la de Eva. Cerca del final de la canción vuelvo a notar que Iván activa el huevo. Esta vez no se nota tanto la sorpresa y puedo contenerme. Acaba la canción y suspiro. A medida que ando noto algunas miradas pero hago como si no las sintiera.
Veo más ambiente en el local y yo me pongo más agitada. Ahora le toca a él salir y cantar ‘Agradecido de Rosendo’. Él la disfruta a la vez que se mueve sin ritmo. Las personas presentes le siguen con sus coros. Ivan me sonríe y sigue canturreando. Finaliza y me vuelve tocar a salir.
Me acerco toda sonriente sin transmitir inseguridad y cojo el micro para comenzar a cantar ‘Co xenio destrozado de SES (cantautora gallega)’ Los asistentes se asombran del ritmo de la canción y me siguen. Y al menearme esta vez con la canción, no se nota mi conmoción al sacudir mi cuerpo por la vibración que activa Iván. Con esa vibración latente sigo cantando confundiéndome en algunas frases aún teniendo la letra enfrente mía. La vibración sigue, no para, pero la canción sí, así que me bajo sin temblar mucho mis piernas.

- ¡Ufff! Que calor hace…- le digo a Iván quitando mi chaquetilla.- ¿No lo apagas un momento?
- No. No te vayas al baño, quédate aquí, y no cruces las piernas. Si no , no vas a poder cebarte conmigo en otra ocasión - comentó todo sonriente y se fue a cantar ‘Feo, Fuerte y Formal de Loquillo’
 Desde arriba me controla. Yo soplo ahora que puedo y cierro los ojos en algún que otro momento. Mi cuerpo reacciona a las vibraciones y me siento bastante animada. Aparte de lo colorada y nerviosa. Me sujeto para no tambalear e intento disfrutar del huevo estimulándome. Pienso que ya solo quedan dos canciones y acabamos rápido. Empiezo a pensar también que algunas personas presentes sospechan de lo que me pasa. Por suerte Iván acaba de cantar y así ya voy a cantar para no pensar cosas que a lo mejor no son ciertas. Ya no sé lo que prefiero.
Me aproximo para ir a cantar ‘ Turnedo de Iván Ferreiro’. Me cruzo con mi chico y me dice:
-Con lo que sé que disfrutas con esta canción, más lo vas hacer
Absorta en los acordes de la canción, mirando a las personas, empiezo a cantar. Esta canción me la sé de memoria y miro a la gente que se alborota. Es una canción bastante conocida de uno de los ex de Los Piratas La vibración no para en ningún momento. No puedo evitar moverme, sin parar. Para así no transmitir mis tembleques y notar bien las vibraciones . Sobre todo a partir de la mitad de la canción hasta el final cuando ya no hay letra.
Finaliza, me quedo y ya viene corriendo mi chico.
Me da un pico y me susurra:
-Estás disimulando bastante bien. Vamos a por la mayor vibración.
Avisada estoy, pero mi cuerpo reacciona arqueandose. Él me coge de la cintura y empezamos a cantar ‘Miña terra galega de Siniestro Total’ pero rápidamente le quito la mano. Evitando el tartamudeo sigo la letra y por suerte en el estribillo puedo alzar la voz. Cierro los ojos en ocasiones y sin remediarlo me humedezco los labios. Acabo la canción como puedo y viendo alguna que otra cara de circunstancia de algunas personas que estaban cerca.
Nos bajamos y algo retirados de las personas, me acaricia el culo con ansia y me besa con ímpetu. Acerca su boca a mi oreja, me la mordisquea y me murmura:
- Estoy por metértela ya. Igual lo pasaste algo mal pero creo que estoy tan cachondo como tú.
- ¿Vamos al baño y damos una sinfonía?- Pregunté divertida.

Otra participación mía en el I concurso de Relatos eróticos de Tus juguetes Sexuales:

En un spa

Vero bajó hacia el spa con la bata, la toalla, las chanclas y el gorro en mano. Tenía hora reservada y quería aprovecharlo muy bien. Después de haberlo probado el día anterior iba deseosa de relajarse más. Se cambió en el vestuario y metió su ropa en la taquilla. 
Se encaminó hacia la zona propiamente dicha, se desprendió de la bata, se dio una ducha de rigor y se aproximó a la piscina. 
“¡Que poquitas personas!” pensó ella. El día anterior, media hora antes de salir de la piscina poco le faltó para que llenase. Esta vez iba sacarle mejor provecho a todos los chorros antes de quedarse como una pasmarote como le ocurrió anteriormente.
Se respiraba una paz, una tranquilidad, que sumergida en agua tibia se sentía muy a gusto. Buscaba desconexión y lo estaba consiguiendo. Se fue a su chorro preferido, el de cuello de cisne. Pulsó al botón y le caía el agua sobre  la zona cervical con una fuerte presión. Y si ella se movía ligeramente hacía que el agua le diese un masaje también en una pequeña parte de la espalda. Al rato vio entrar a dos chicos que los había visto antes. 

“A esos les pasa como a mí ayer” pensó y rió por lo bajini.
Los dos eran morenos. Uno tenía unas facciones redondeadas, una barba muy espesa y con un cuerpo aceptable. El otro poseía unas facciones más marcadas, una barba de pocos días y un cuerpo más tonificado, e iba más sonriente. Si se atrevería a lanzarse, sabría a quien dirigirse.
Dentro de la piscina también había una pareja que no paraba de divertirse, metiéndose  ella con él  y viceversa.


Después de un buen rato se movió hasta la esquina de la piscina. Tenía que tumbarse y decidió ponerse boca arriba. Pulsó a un botón allí al lado y salieron varios chorros que se dirigían a diferentes partes del cuerpo. Esta vez se situó de tal manera que un chorro iba hacia su coño, proporcionándole un masaje que le encantaba.
“Ufff...entre ese chorro, viendo a ese chico tan guapo y a la pareja divertirse, voy acabar cachonda perdida” Pensó ella. Tampoco no quería prohibirse de ver al chico y menos de los chorros. Vero siguió en el mismo sitio notando como su coño palpitaba. Pasado un momento, cuando acabó el tiempo de los chorros, se desplazó por la piscina y se quedó en un chorro que le daba en la espalda. Se sujetó bien para que la fuerza del chorro no la llevase. Su mirada se topaba tropecientas veces con la del chico que le gustaba.
“ ¡Ay! Lo que te haría”  Pensó lanzando un suspiro y  fantaseando. Siguió disfrutando de cada chorro hasta que decidió salir. Se tumbó en una hamaca blanca y cerró los ojos.

‘Vero escuchó los chorros, el chapoteo y unos gritos divertidos. Después hubo un lapso de silencio. 
Al rato sintió como unos dedos pasaron por sus labios y que dejaban paso a una lengua que buscaba la de ella. Seguidamente notó una caricia por la pierna izquierda. La caricia ascendía por un costado y luego por el brazo hasta llegar a la mejilla.  Por su pierna derecha percibió otro roce que hizo el mismo recorrido por el otro lado de su cuerpo. Las dos manos se juntaron en su escote y con avidez buscaron los pechos tapados por el bikini. Con el bikini abierto, dejando ver sus pechos grandes y redondos, fueron manoseados por aquellas dos manos grandes. Al mismo tiempo otras dos manos bajaban la parte de abajo de su bikini, y con unos dedos delgados tocaron sutilmente el pubis. 
Revolviéndose en la hamaca gozaba de todo. Las caricias en los pechos eran más fogosas y se entremezclaban con los pellizcos a los pezones. El contacto de los dedos en la pelvis se deslizaban hacia abajo por sus labios mayores queriendo adentrarse. Ella se sentía ardiente y excitada. Sentía varias manos y bocas en su cuerpo, cómo nunca lo experimentó hasta que escuchó un estruendo’

Se irguió y vio un chico disculparse cogiendo con cuidado la puerta que dio un portazo. Comprobó que estaba vestida con su bikini, que en la piscina seguían los dos chicos aunque la pareja ya no y que ella estaba demasiado excitada.
”Eso ha sido una muy buena fantasía, Vero. Pero mejor vete para arriba a darle solución a este calentón”





Mi participación al I concurso de relatos eróticos de Tus Juguetes Sexuales