Veronik Liberal

Veronik Liberal

martes, 27 de diciembre de 2011

Vistas desde la moto

Cuando disponía a irme para casa, despues de dar un paseo por el centro, me encontré de frente a Carlos.  Nos vimos al unísono, mi cara de sorpresa hizo que él mostrara su sonrisa pícara y encantadora. No pude evitar sonreir  y desviar la mirada.Nos saludamos con un par de dulces besos muy cerca de la boca.
"Que raro se me hace verte por aquí" dijo él.
"Ya ves, un paseo de vez en cuando viene bien" respondí.
"¿Vas hacia algun lado en concreto?"
" Me voy ya para casa"
"Pues entonces vente conmigo"
Me quedé pensativa, le eche un ojo por si intuía lo que se proponía, pero no había manera, le gustaba hacerse el interesante a veces.
"A ver, cuenta y despues te digo si acepto o no"  y eché una risa adrede, como queriendolo retar.
"Hace una temporadita que no vienes a hacernos una visita.Si coincidimos ahora por la calle que mejor que vengas ahora y así le das una sorpresa a mi mujer"
Era cierto, como nos llevabamos tan bien y me siento tan a gusto estando con ellos que acepté.Me dió un abrazo y saltó con un "¡¡ Bien!!" 
Le pregunté donde tenía el coche y me salta " hoy vas a venir en moto, ahí está, y con casco para ti "
" Eh, esto ...¿como? si nunca subí..." contesté toda exaltada.
"Pues con más razon, así pruebas la sensación de ir en moto. ¡Toma el casco!"
Lo cogo, me quedo mirando para el y pensé " al menos voy segura, y que mejor que con él "    Le doy mil vueltas al casco hasta que miro como se tiene que colocar. Carlos ya lo tenía puesto y subido a la moto.
"¡Sube!agarra  bien los pies ahí y arrimate a mí"
Uy! Solo de pensar en arrimarme a él me subía la líbido. No pude evitar acariciar sus brazos, estaban fornidos, y pasar lentamente mis manos por su torso hasta que me agarré completamente bien a él.
"¡Alla vamos!" saltó
Iba con sensación de miedo, pero a la vez de frenesí y estar a su lado me hacía sentir segura. La primera impresión al arrancar y coger velocidad fue buena, notaba como si la ropa volase. Al parar en un semaforo que se iba a poner rojo me pregunta " ¿Estas bien?"  a lo que conteste "siii".
En esto por girar un poco la cabeza para mirar a un lado y a otro me llamó la atención el coche que estaba a la derecha. Una chica morena, que estaba en el asiento del  copiloto tenía sus  pechos grandes y redondeados al descubierto, sus pezones eran pequeños y oscuros.Sus manos desabrochaban habilmente  el pantalón del chico, que estaba en el asiento del piloto. Sacó su miembro y empezó a acariciarlo suavemente. Su erección iba en aumento, la cara de él lo decía todo.
Le dí un codazo a Carlos, giró la cabeza hacia la derecha y eché una sonrisilla.
Al mirar de nuevo me encontré con la mirada de ella,  iba a desviar la  mirada pero me atrapó. Manteniendo la mirada, se remalió los labios, siguió deseando el miembro del chico con su mano izquierda y con su mano derecha pellizcaba sus oscuros pezones. Mi atención en ella se apartó cuando escuche a Carlos decir “ ¡Agarrate bien!”  Me había excitado la situación cuando la miré a los ojos y fue en aumento cuando nos la manteniamos. Con el arranque de Carlos y pegada a él me estimuló aun más. Llegamos a su casa en muy poco tiempo.
Aún con la excitación, al bajarme de la moto palpé su culo con mi mano derecha, la mano izquierda se escabullía por dentro del pantalón pero enseguida él me paró, me cogió de sopetón como si la lascivia se había apoderado de él. Me agarró de la mano  y entramos adentro.
Ana estaba en el sillón así que me acerqué a ella, arrimé mis labios a los suyos, entreabrí la boca y lentamente saboreé aquella dulce boca. Carlos estaba detrás mía , sus grandes manos paseaban por mi espalda. Notaba como mi piel se ponía de gallina. Me levantó el pelo y empezó a besar por la nuca siguiendo por el cuello. Ella se apartó,se puso de pie y dijo “ahora vengo”. Enseguida él se puso enfrente mía, su mano se posó en mi lado izquierdo de la cara y la fue descendiendo hasta el pie. Noté como si un aire caliente me recorría de arriba a abajo y gustosamente acepté su caricias con la otra mano en los pechos. No evité ladear un poco la cabeza,notaba de nuevo su boca y lengua por mi cuello.Mis manos fueron a quitarle la camisa,rocé mis dedos por su torso definido pasando por sus pezones. Mi boca buscaba ansiosamente su boca avispada, se dejó,nos besamos con mucha ansia. Nuestra excitación iba en aumento.
 Lo miro apartarse un poco diciendo “ dejate llevar…” y observo que Ana me coloca un pañuelo de seda en los ojos. Noto sus lenguas adentrarse en mi  boca, las tres se entrelazaron y se mezclaron nuestras salivas. Me liberaron de la blusa y del sujetador. Notaba cuatro manos manoseando en los pechos, los lametazos que daban a los pezones una y otra vez. Por el tacto de las manos supe que Ana bajó las suyas, las restregó por mi zona íntima, aun con el pantalón puesto, pero lo suficiente para percibir como mi cuerpo se empezaba a sacudir. Con mi mano derecha palpaba el miembro de Carlos mientras él me degustaba los pechos y pezones, dejandolos embardunados por su saliva. Oía a Carlos sus gemidos y a Ana su entrecortada respiración.
Por un instante pararon y sentí que él me quería quitar el pantalón, le ayudé y me dejó con el tanga puesto. Las caricias, los roces, los lametazos y los pequeños mordiscos de Carlos por todo mi cuerpo me hicieron estremecer como si llegase al orgasmo. Casi inapreciable, por tan húmeda que estaba y tal excitación, me la metió apartando el tanga a  un lado. Tuve la sensación como si llegara el orgasmo ya, pero fue el comienzo de una larga excitación realmente muy gustosa. Mis manos no paraban de palparle, de meter mi inocente dedo en su boca y él a veces me arrancaba unos besos largos y humedos sin casi apenas respiración. Mis gemidos se volvieron en gritos, él no paraba de gemir y respirar aceleradamente. Nuestros movimientos de pelvis cada vez eran más rapidos y fuertes.Mi excitación era tal que me hizo pensar que varias manos me estaban acariciando y un par de ellas no paraban de apretar mis pezones rojizos. No paraba de suspirar y resoplar, estaba llegando al orgasmo y noté que Carlos también llegaba.
 Se apartó y me susurró Ana“puedes quitarte la venda” Comprobé que allí estaban la chica y el chico del coche que había visto antes desde la moto.