Veronik Liberal

Veronik Liberal

jueves, 23 de mayo de 2013

Pillada en la cocina



Despertarme cada día al lado de Dani se me ilumina la sonrisa. Siempre que podemos nos enzarzamos en una guerra muy dulce y placentera.

Esa mañana, al ser sábado, le dedicamos más tiempo. Cuando caímos rendidos, él me dio un beso muy húmedo y me dijo:

-Me voy hacer footing, que disfrutes haciendo la comida, nos vemos cariño.

 No salía de mi asombro su gran energía y ganas de correr después de follar, pero si él quería yo no lo iba retener.

Los rayos del sol penetraban por las ventanas, daban sensación de calor. Por ello decidí vestirme con poca ropa. Una camiseta de tirantes rosada sin nada debajo, un tanga negro y un pantalón marrón corto.


Al llegar a la cocina me coloqué el delantal y me dispuse a ver lo que había dentro de la nevera. En función de lo que había, de la facilidad y del sabor me decanté por hacer unas patatas rellenas de verduras.

Fui colocando los ingredientes en la encimera: cebolleta, lo prefería más que la cebolla por su sabor más dulce, puerro, pimiento verde, pimiento rojo, zanahoria, calabacín, berenjena, tomate y, como no, las patatas. 

Antes de ponerme a trocear los alimentos encendí el reproductor de música. Sonaba “Bon Jovi” por lo que subí un poco el volumen. Era el cd que grabó Dani, un variado de singles de varios álbumes del grupo. En gustos musicales coincidíamos mucho.

Ya con el cuchillo en mano empecé a picar todo menos las patatas, a mi ritmo. Me relajaba y más con esa música de fondo. Con la cazuela a fuego y el aceite caliente fui volcando las verduras menos los tomates. Al mismo tiempo iba pelando las patatas y vaciándolas.

Cuando me dispuse a precalentar el horno sonó el timbre de casa. ¡Quien narices sería! Me fastidiaba que me interrumpiesen mientras cocinaba... Bajé un poco el gas, apagué la música y fui abrir.
Al abrir la puerta vi a una guapa morena con media melena, muy bien vestida que le hacía tremendamente sexy, unos ojos castaños brillantes y una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Hola, me llamo Lore! –me dio dos besos y se adentró en la vivienda.

-¡¡Eh!! ¿Qué haces?

-Pasar ¿o no lo miras?

¡Menuda desfachatez! No la conozco y pasea como perrito por su casa.

-¿Quién coño eres? –mostrando mi enfado.

-¡¡Lore!!- enseñando su gran sonrisa.

Mostrando mi mejor sonrisa, más falsa del mundo…, le espeté:

-Ya, pero eso a mí no me dice nada y no tienes derecho a entrar aquí. ¡Que no vives aquí!

-¿y tú sí?

-¿Acaso no lo ves?

Me estaba empezando irritar aquella chica, cuando sonó el pitido del horno. ¡Oh no, el pisto! Me fui corriendo a bajar del todo el gas. Comprobé que ni se pegó  y ni se quemó. El horno lo apagué.
No podía atender debidamente a la comida con la presencia de aquella chica.
 
-Oh…creo que se te quemó guapa.
 
¡Estaba al lado mía! Como se atrevía… husmeando donde no debía y que no era de su incumbencia.

-Casi, por culpa tuya.

-¡No digas eso mujer! Si no he hecho nada…

-Has hecho bastante…

-Y más que puedo hacer…- a la vez que me guiñaba el ojo y mordisqueaba el labio inferior.

-¡Te quiero ver fuera!- Mi indignación subió por su osadía de tirarme los trastos.

Se aproximó más a mí, agarrando mis manos con las suyas y mirándome fijamente a los ojos  me dijo:

-Shhhh, tranquilízate que no te voy hacer daño

Arrimó su boca a mí oído y me susurró:

-Pues yo te quiero dentro de mí.

Acto seguido arrimó sus labios a los míos, entreabrió su boca y me besó como si nunca besara a nadie. 

Lo que en un  principio me parecía indignante, en el momento que empezó a besarme quedé petrificada. Pero en segundos me dejé llevar por el beso...Deseaba que siguiera pero no quería. Dani no estaba y no sabía nada. No quería que se enterara, y si no le seguiría el rollo a la chica, era su palabra contra la mía, si se llegara a enterar. Aparte con sus malos modales no quería caer tan fácilmente en sus redes.

-Mmm, si el principio me gusta, no me quiero imaginar el final…

-¡Oye tú!

-¿Te vas a poner chulita? No sabes cuánto me pone….

Sus manos me soltaron para ir acariciar los pechos por encima de la camiseta. La verdad es que no me resistía, pero tampoco ni decía, ni hacía nada. Sus ojos castaños brillantes me observaban de abajo a arriba como si me desnudase, y así me sentía ante su mirada. Intentaba no ponerme nerviosa, tener la mente en otra cosa, para que mi cuerpo no reaccionase a aquellas sensaciones. Sus manos se desviaron del trayecto, fueron descendiendo por mi geografía.

-¿Estás nerviosa o qué, rubia?

E inmediatamente me sacó los pechos por el escote de la camiseta. Aguanté el tipo como si no pasara nada y la mirada fija. Ella exhibió una sonrisa torcida y comentó:

-A ver si reaccionas…

Pasó su lengua varias veces por mis pezones hasta que se pusieron duros. Me contempló  la cara, y sin obtener respuesta cogió  mis dos pezones con dos dedos, los pellizcó de tal manera que me molestó. Lo hice saber con  un grito de disgusto.

-Vaya… ¿No te gustó? Espera a que llegue a tu coño.

No quería imaginar lo bruta que sería, y no quería llegar hasta ese punto así que salté:

-¿Quién te ha dicho que quiera acostarme contigo?

-Nadie, ni tú lo reconoces, pero tu cuerpo te delata. Aunque quieras disimularlo. ¡Eh, maja!

Había dado un vuelco la situación, me había puesto a mil por la situación y la chica era toda una tentación. Deseaba arrancarle gemidos de placer pero quería contenerme.
Sus dedos  no paraban de recorrer mis labios para luego pasar a mis pechos, mis aureolas y mis pezones lentamente. Mi piel se estremecía, era una sensación muy excitante. Al poco rato lo interrumpió para darme la vuelta. Me puso mirando hacia le encimera y con el culo en pompa hacia ella. Noté sus manos rozar en mis piernas, cada mano en cada pierna, ascendiendo muy despacio, queriendo recorrer cada centímetro de mi piel. Al llegar a mi culo lo acarició varias veces en círculos y aumentando la presión. No pude evitar suspirar profundamente y bajar mi cabeza. Las manos fueron subiendo por la espalda para seguir por los brazos hasta las manos. En el momento que me acarició por los hombros noté su lengua humedeciendo  mis cervicales. Eso hizo que deseaba más aquello y que no se acabara. 

Pegada a mí, sus manos suaves se desviaron hacia mis pechos. Empezó a manosearlos suavemente, con movimientos muy envolventes, para ir aumentando la velocidad y la presión. Después de un rato dedicándose en  ellos, las manos se esquivaron hacia mi short. Con habilidad desabrochó el botón y bajó la cremallera. Metió sus dedos agiles de la mano derecha  dentro. Mientras con sus dedos rozaban mi zona íntima, su mano izquierda se apoyaba en mi cadera. Mi cuerpo se agitaba ante los preámbulos del placer. Mi respiración era cada vez más rápida y entrecortada para dar paso a ligeros gemidos. Sus dedos traviesos se adentraron en mí. Notándolos a lo ancho y a lo largo con un ritmo constante y lento.  Sus labios a la orilla de mi oreja se abrieron para susurrarme  “Percibo que estás en tu salsa…” Giré la cabeza para poder ver su cara y ella aprovechó la ocasión para robarme un beso muy lascivamente. Mientras, sus dedos dentro de mí cambiaron a  un ritmo rápido y noté la presencia de un nuevo dedo intruso tocando mi clítoris sensible.  Eso hizo que mi cuerpo recibiera espasmos y de mi garganta saliera gritos de placer. Estaba ante un gran orgasmo. Sujeté con mi mano la mano de la chica y sentí la llegada del clímax. Noté la salida lentamente de sus dedos pero enseguida estaban ante a mi nariz. Oliéndolos, le escuché decir a la chica “saboréalos…creo que te gustará”  y toda excitada lo hice gustosamente.


Ese momento se interrumpió por un ruido que escuchamos. Apresurada, me di la vuelta, a ver lo que era. Las llaves de la casa que lleva Dani estaban en el suelo ¡Oh, Dios! ¡Dani!

-¡Cariño, no es lo que parece! – fue lo primero que se me ocurrió decir.

Rápidamente me abroché el short y me puse la camiseta. Quedé quieta en donde estaba, no sabía cómo reaccionar ante su sorpresa. La cara de él, era todo un poema y estaba petrificado…

-¡Cari…di algo!- Quería saber en qué estado de ánimo se encontraba.

-Necesito un trago…- se encaminó hacia la nevera y cogió un refresco. Con la bebida en el vaso, se fue a coger un par de cubitos de hielo al congelador.

La morena estaba al lado mía callada. Yo no sabía qué hacer y como con ella, si echarla o no, ante la presencia de Dani.

Después de que diera un sorbo, se quedó observándome, se relamió los labios y vio para la morena.

-¿Tú no sabes avisar cuando llegas, Lore? ¿En que habíamos quedado…?

-Llegué hoy  y bueno…no he podido resistirme ver a tu chica antes, pero no me imaginé…bueno… ¡eso!

Ahora sí que estaba desconcertada…

-¿De qué habláis...? ¿Os conocéis?

- Sí maja- saltó la chica

-Déjame a mí Lore. Si cielo, ¿te  acuerdas de todas las veces que hemos hablado de hacer un trío, y te comenté de una chica morena y todos los detalles que ahora no vienen a cuento?

- Sí…- me lo había comentado y había aceptado siempre y cuando conociera a la chica y me cayera bien. Aunque la realidad fue de otra manera.

-Como pudiste comprobar, hemos empezado sin ti -  Esta chica siempre tan oportuna…

-Ya lo vi, el momento que mi chica se estaba corriendo, pena que no lo hubiera visto todo… pero eso ha sido culpa de las dos,  pero eso se va arreglar inmediatamente.

Que intrigante estaba Dani…en parte me hizo sentir algo mal, pero no tenía ni la menor intención de arrastrarme.


Dio otro sorbo, puso el vaso en la encimera, cogió con la mano el par de cubitos de hielo que estaban dentro del vaso y se acercó a junto nuestra.

-Creo, que os merecéis un castigo por empezar sin mí.-  Y enseguida extendió mi short y metió un cubito de hielo. El otro  lo introdujo en el escote de la otra chica.

Iba a llamarle “Cabrón” pero enseguida me calló cuando me soltó:

- no es el momento de hablar, vayamos hacia la habitación… Lore, tú primera, Vero, tú la segunda.

Aguantando el frío en mi sexo, me dispuse a ir detrás de la morena. Iba caminando cuando él dijo:

-Así que no es lo que parece, ¡eh Vero!

Sin saber que decir, nos adentramos en la habitación.