Despertarme cada día al lado de Dani se me ilumina la
sonrisa. Siempre que podemos nos enzarzamos en una guerra muy dulce y
placentera.
Esa mañana, al ser sábado, le dedicamos más tiempo. Cuando
caímos rendidos, él me dio un beso muy húmedo y me dijo:
-Me voy hacer footing, que disfrutes haciendo la comida, nos
vemos cariño.
No salía de mi
asombro su gran energía y ganas de correr después de follar, pero si él quería
yo no lo iba retener.
Los rayos del sol penetraban por las ventanas, daban
sensación de calor. Por ello decidí vestirme con poca ropa. Una camiseta de
tirantes rosada sin nada debajo, un tanga negro y un pantalón marrón corto.
Al llegar a la cocina me coloqué el delantal y me dispuse a
ver lo que había dentro de la nevera. En función de lo que había, de la
facilidad y del sabor me decanté por hacer unas patatas rellenas de verduras.
Fui colocando los ingredientes en la encimera: cebolleta, lo
prefería más que la cebolla por su sabor más dulce, puerro, pimiento verde,
pimiento rojo, zanahoria, calabacín, berenjena, tomate y, como no, las patatas.
Antes de ponerme a trocear los alimentos encendí el
reproductor de música. Sonaba “Bon Jovi” por lo que subí un poco el volumen.
Era el cd que grabó Dani, un variado de singles de varios álbumes del grupo. En
gustos musicales coincidíamos mucho.
Ya con el cuchillo en mano empecé a picar todo menos las
patatas, a mi ritmo. Me relajaba y más con esa música de fondo. Con la cazuela
a fuego y el aceite caliente fui volcando las verduras menos los tomates. Al
mismo tiempo iba pelando las patatas y vaciándolas.
Cuando me dispuse a precalentar el horno sonó el timbre de
casa. ¡Quien narices sería! Me fastidiaba que me interrumpiesen mientras
cocinaba... Bajé un poco el gas, apagué la música y fui abrir.
Al abrir la puerta vi a una guapa morena con media melena,
muy bien vestida que le hacía tremendamente sexy, unos ojos castaños brillantes
y una sonrisa de oreja a oreja.
-¡Hola, me llamo Lore! –me dio dos besos y se adentró en la
vivienda.
-¡¡Eh!! ¿Qué haces?
-Pasar ¿o no lo miras?
¡Menuda desfachatez! No la conozco y pasea como perrito por
su casa.
-¿Quién coño eres? –mostrando mi enfado.
-¡¡Lore!!- enseñando su gran sonrisa.
Mostrando mi mejor sonrisa, más falsa del mundo…, le espeté:
-Ya, pero eso a mí no me dice nada y no tienes derecho a
entrar aquí. ¡Que no vives aquí!
-¿y tú sí?
-¿Acaso no lo ves?
Me estaba empezando irritar aquella chica, cuando sonó el
pitido del horno. ¡Oh no, el pisto! Me fui corriendo a bajar del todo el gas.
Comprobé que ni se pegó y ni se quemó. El
horno lo apagué.
No podía atender debidamente a la comida con la presencia de
aquella chica.
-Oh…creo que se te quemó guapa.
¡Estaba al lado mía! Como se atrevía… husmeando donde no
debía y que no era de su incumbencia.
-Casi, por culpa tuya.
-¡No digas eso mujer! Si no he hecho nada…
-Has hecho bastante…
-Y más que puedo hacer…- a la vez que me guiñaba el ojo y
mordisqueaba el labio inferior.
-¡Te quiero ver fuera!- Mi indignación subió por su osadía
de tirarme los trastos.
Se aproximó más a mí, agarrando mis manos con las suyas y
mirándome fijamente a los ojos me dijo:
-Shhhh, tranquilízate que no te voy hacer daño
Arrimó su boca a mí oído y me susurró:
-Pues yo te quiero dentro de mí.
Acto seguido arrimó sus labios a los míos, entreabrió su
boca y me besó como si nunca besara a nadie.
Lo que en un
principio me parecía indignante, en el momento que empezó a besarme
quedé petrificada. Pero en segundos me dejé llevar por el beso...Deseaba que
siguiera pero no quería. Dani no estaba y no sabía nada. No quería que se
enterara, y si no le seguiría el rollo a la chica, era su palabra contra la
mía, si se llegara a enterar. Aparte con sus malos modales no quería caer tan
fácilmente en sus redes.
-Mmm, si el principio me gusta, no me quiero imaginar el
final…
-¡Oye tú!
-¿Te vas a poner chulita? No sabes cuánto me pone….
Sus manos me soltaron para ir acariciar los pechos por
encima de la camiseta. La verdad es que no me resistía, pero tampoco ni decía,
ni hacía nada. Sus ojos castaños brillantes me observaban de abajo a arriba
como si me desnudase, y así me sentía ante su mirada. Intentaba no ponerme
nerviosa, tener la mente en otra cosa, para que mi cuerpo no reaccionase a
aquellas sensaciones. Sus manos se desviaron del trayecto, fueron descendiendo
por mi geografía.
-¿Estás nerviosa o qué, rubia?
E inmediatamente me sacó los pechos por el escote de la
camiseta. Aguanté el tipo como si no pasara nada y la mirada fija. Ella exhibió
una sonrisa torcida y comentó:
-A ver si reaccionas…
Pasó su lengua varias veces por mis pezones hasta que se
pusieron duros. Me contempló la cara, y
sin obtener respuesta cogió mis dos
pezones con dos dedos, los pellizcó de tal manera que me molestó. Lo hice saber
con un grito de disgusto.
-Vaya… ¿No te gustó? Espera a que llegue a tu coño.
No quería imaginar lo bruta que sería, y no quería llegar
hasta ese punto así que salté:
-¿Quién te ha dicho que quiera acostarme contigo?
-Nadie, ni tú lo reconoces, pero tu cuerpo te delata. Aunque
quieras disimularlo. ¡Eh, maja!
Había dado un vuelco la situación, me había puesto a mil por
la situación y la chica era toda una tentación. Deseaba arrancarle gemidos de
placer pero quería contenerme.
Sus dedos no paraban
de recorrer mis labios para luego pasar a mis pechos, mis aureolas y mis
pezones lentamente. Mi piel se estremecía, era una sensación muy excitante. Al
poco rato lo interrumpió para darme la vuelta. Me puso mirando hacia le
encimera y con el culo en pompa hacia ella. Noté sus manos rozar en mis
piernas, cada mano en cada pierna, ascendiendo muy despacio, queriendo recorrer
cada centímetro de mi piel. Al llegar a mi culo lo acarició varias veces en
círculos y aumentando la presión. No pude evitar suspirar profundamente y bajar
mi cabeza. Las manos fueron subiendo por la espalda para seguir por los brazos
hasta las manos. En el momento que me acarició por los hombros noté su lengua
humedeciendo mis cervicales. Eso hizo
que deseaba más aquello y que no se acabara.
Pegada a mí, sus manos suaves se desviaron hacia mis pechos.
Empezó a manosearlos suavemente, con movimientos muy envolventes, para ir
aumentando la velocidad y la presión. Después de un rato dedicándose en ellos, las manos se esquivaron hacia mi short.
Con habilidad desabrochó el botón y bajó la cremallera. Metió sus dedos agiles
de la mano derecha dentro. Mientras con
sus dedos rozaban mi zona íntima, su mano izquierda se apoyaba en mi cadera. Mi
cuerpo se agitaba ante los preámbulos del placer. Mi respiración era cada vez
más rápida y entrecortada para dar paso a ligeros gemidos. Sus dedos traviesos
se adentraron en mí. Notándolos a lo ancho y a lo largo con un ritmo constante
y lento. Sus labios a la orilla de mi
oreja se abrieron para susurrarme
“Percibo que estás en tu salsa…” Giré la cabeza para poder ver su cara y
ella aprovechó la ocasión para robarme un beso muy lascivamente. Mientras, sus
dedos dentro de mí cambiaron a un ritmo
rápido y noté la presencia de un nuevo dedo intruso tocando mi clítoris
sensible. Eso hizo que mi cuerpo
recibiera espasmos y de mi garganta saliera gritos de placer. Estaba ante un
gran orgasmo. Sujeté con mi mano la mano de la chica y sentí la llegada del
clímax. Noté la salida lentamente de sus dedos pero enseguida estaban ante a mi
nariz. Oliéndolos, le escuché decir a la chica “saboréalos…creo que te gustará” y toda excitada lo hice gustosamente.
Ese momento se interrumpió por un ruido que escuchamos. Apresurada,
me di la vuelta, a ver lo que era. Las llaves de la casa que lleva Dani estaban
en el suelo ¡Oh, Dios! ¡Dani!
-¡Cariño, no es lo que parece! – fue lo primero que se me
ocurrió decir.
Rápidamente me abroché el short y me puse la camiseta. Quedé
quieta en donde estaba, no sabía cómo reaccionar ante su sorpresa. La cara de
él, era todo un poema y estaba petrificado…
-¡Cari…di algo!- Quería saber en qué estado de ánimo se
encontraba.
-Necesito un trago…- se encaminó hacia la nevera y cogió un
refresco. Con la bebida en el vaso, se fue a coger un par de cubitos de hielo
al congelador.
La morena estaba al lado mía callada. Yo no sabía qué hacer
y como con ella, si echarla o no, ante la presencia de Dani.
Después de que diera un sorbo, se quedó observándome, se
relamió los labios y vio para la morena.
-¿Tú no sabes avisar cuando llegas, Lore? ¿En que habíamos
quedado…?
-Llegué hoy y
bueno…no he podido resistirme ver a tu chica antes, pero no me imaginé…bueno…
¡eso!
Ahora sí que estaba desconcertada…
-¿De qué habláis...? ¿Os conocéis?
- Sí maja- saltó la chica
-Déjame a mí Lore. Si cielo, ¿te acuerdas de todas las veces que hemos hablado
de hacer un trío, y te comenté de una chica morena y todos los detalles que
ahora no vienen a cuento?
- Sí…- me lo había comentado y había aceptado siempre y
cuando conociera a la chica y me cayera bien. Aunque la realidad fue de otra
manera.
-Como pudiste comprobar, hemos empezado sin ti - Esta chica siempre tan oportuna…
-Ya lo vi, el momento que mi chica se estaba corriendo, pena
que no lo hubiera visto todo… pero eso ha sido culpa de las dos, pero eso se va arreglar inmediatamente.
Que intrigante estaba Dani…en parte me hizo sentir algo mal,
pero no tenía ni la menor intención de arrastrarme.
Dio otro sorbo, puso el vaso en la encimera, cogió con la
mano el par de cubitos de hielo que estaban dentro del vaso y se acercó a junto
nuestra.
-Creo, que os merecéis un castigo por empezar sin mí.- Y enseguida extendió mi short y metió un
cubito de hielo. El otro lo introdujo en
el escote de la otra chica.
Iba a llamarle “Cabrón” pero enseguida me calló cuando me
soltó:
- no es el momento de hablar, vayamos hacia la habitación…
Lore, tú primera, Vero, tú la segunda.
Aguantando el frío en mi sexo, me dispuse a ir detrás de la
morena. Iba caminando cuando él dijo:
-Así que no es lo que parece, ¡eh Vero!