Veronik Liberal

Veronik Liberal

viernes, 21 de febrero de 2014

¡De cine!

Viéndose al espejo, terminó de colocarse la pajarita. Lo prefería antes que la corbata. Vestido de smoking, ya estaba preparado para asistir a la gala, así que se dispuso a ponerse en marcha. 


Aparcó a una distancia prudencial  del ‘Centro de Congresos Príncipe Felipe’. A la entrada estaba la alfombra roja rodeada de periodistas y fotógrafos. Él, como actor, tenía que pasar por ella. Antes de salir del coche le vino a la mente un vago recuerdo de una maquilladora que vio a la mañana. ‘¿Estará esta noche en el backstage?’ Pensó él. 

Al salir del coche sopló y se dirigió hacia la alfombra. No sin antes pasarse junto a las personas que se manifestaban cerca de allí, solidarizándose con ellos y cogiendo un par de pegatinas. Con ellas posó ante las cámaras de fotografía. Y luego sin ellas y con otros compañeros de profesión. Exhibiendo su sonrisa encantadora y mirada, cautivaba a cada cámara que le enfocaba. Ante la presencia de periodistas formándole preguntas, él contestó amablemente y en cuanto podía bromeaba. Fue avanzando por la alfombra roja hasta que ésta terminó. Una vez dentro se dispuso a charlar con sus compañeros animadamente mientras no era la hora de ir para el backstage (Era de los primeros, junto con una compañera, en salir al escenario a entregar dos premios.) En cuanto fue el momento se fue acompañado. Todo eran prisas, arreglos de última hora, retoques de maquillaje… 


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-¡Ey, Diana! Ya empiezan a venir. ¡Estate al loro! Ya sabes, no se nos puede escapar esta ocasión.- Le dijo Vero mostrando una sonrisa traviesa. 
-¡Nos vemos! Me voy para la ropa. 
 Las dos chicas centraban su atención a sus oficios, atendiendo a la gente que pasaba por ellas, dejándolas deslumbrantes. Una con retoques de maquillaje y la otra con la ropa y el calzado. 

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Echó un vistazo a toda la sala y advirtió quienes estaban. Iba a ser la hora del comienzo de la gala. 
-¡Hola Miguel! ¿Nervioso?- Le preguntó Silvia Abascal 
-Pues un  poco… 
-¡Ya será menos! Oye… ¿Viste a Resines? 
-Sí, mira, está en aquella esquina.- Y le indicó con la cabeza. 


Un toque en su hombro le hizo girar. 
-¿Qué? ¿Te doy algún retoque?- Le preguntó Vero 
Aunque vestía con ropa de trabajo, iba maquillada, resaltando sus ojos castaños. Él, se quedó prendado de sus ojos hasta que reaccionó. 
-Tú eres la experta ¡Me dejo en tus manos! 
Ella sonrió dulcemente, sacó de un bolsillo una brocha que se lo pasó ligeramente por la frente y comentó: 
-Como ha sonado eso… Pues te sugiero que lo pasarías muy pero que muy bien conmigo. Mejor que en esa gala aburrida. 
-¿Tú crees? 
Ella desabotonó los dos primeros botones del uniforme y miró fijamente a los ojos de él. Que enseguida él apartó la vista para observar el escote. El momento fue interrumpido por unos gritos que decían. 

-¡Vamos!¡Vamos! ¡Que empieza la gala de los premios Goya! 
-¡Encender la televisión! 


-¡Ha llegado la hora!- Dijo él. Mientras le propinaba una caricia dulce a la mejilla de Vero. 
Se situó cerca del escenario, junto con su compañera a esperar su turno. En cuanto aparecieron Hugo y Michelle con el mejor actor revelación con su galardón una voz exclamó para todo el salón: 
-¡Con todos ustedes, Miguel Angel Muñoz y Blanca Romero! 


Vero, desde su puesto de trabajo, echaba un ojo a la televisión que había allí, en cuanto podía. Tenía una fantasía y la quería cumplir. La persona que estaba atendiendo, balbuceó, miró con desprecio a la maquilladora y  habló más claramente: 
-¿Estás aquí o en babia? - y se largó. 
Diana, mirando esa escena a lo lejos, sopló y pensó  ‘¡Hay que ver como pierdes la cabeza, hermana!’ 


La gala siguió su transcurso, con las idas y venidas de la gente, con los premiados emocionados. Los actores y actrices que ya no volverían al escenario intentaban distraerse con charlas, picando aperitivos, bebiendo champán e incluso haciéndose fotos. En un momento dado, Vero hizo toparse con Miguel como sin querer. 
-Lo siento 
-Tranquila, no pasa nada. Escucha un momento, antes no me has contestado a la pregunta, niña. 
-Lo hice con gestos.- Le guiñó el ojo y se relamió el labio inferior. 
Él, se aproximó a ella, notó su respiración profunda y comentó
-Tú me estás buscando esta noche, ¡eh! 
-Dime, que tú no.- Lo dijo pausadamente. 
-mmm, es entretenido. 
-¡Vero, te necesito! – Vociferó una actriz. Y allá se fue en su ayuda. ‘Grr, ¡ya me tenían que estropear el momento!’ Pensó. 


Miguel se dio la vuelta y se dirigió hacia la bebida. Cuando iba a echar un poco en su copa advirtió la presencia de Vero. ‘¡Coño! No puede ser… ¿Y si dejo de beber?’ Meneó la cabeza y cuando se acercó más a ella, siguió viendo a Vero  ‘Pero... ¿no estaba...?’ Seguía estando confuso pero se aproximó a ella. 
-Pues al final de tanto buscarnos, no nos vamos a despegar.- le dijo él esbozando una sonrisa. 
-Que así sea, sigue estas instrucciones.- le dio un papel doblado y se alejó. 
Lo abrió y leyó: 
 “Cuando termine la gala, ve a tu camerino. Te estaré esperando en la puerta. Lo deseas tanto como yo” 
A él se le escapó una sonrisa traviesa, que lo  hacía más atractivo. Ya se le estaba empezando a ser eterna la gala… 


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-Ya le di la nota, Vero 
-¡Bien! Ahora toca esperar 
-Y aprende a no ser tan descarada, te podían ver cuando has desabrochado el uniforme. 
-¡Hacía falta! Si no, ¿cómo le llamas la atención? 
-Pero... 
Sin dejarle terminar, añadió: 
-No quiero discutir, déjalo ya. Luego atenta al móvil, ¡eh! 

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Las charlas y el cachondeo con los compañeros le hizo más llevadero el tiempo que pasaba. La gala estaba llegando a su fin. No paraba de imaginar escenas sexuales con ella mientras el resto de la gente estaba cerca sin saberlo. Le daba morbo. Sin pensar en las consecuencias de sus pensamientos, su entrepierna empezaba a abultar. Cogiéndole  de improvisto, hubo una gran exaltación de los compañeros. Esta acción hizo que mitigara el bulto y comprendiera el motivo. David Trueba ganó el Goya a la mejor dirección. En ese momento los compañeros estaban más expectantes, se iba a entregar  el último Goya, a la mejor película. Y la que estaba dirigida por Trueba ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ estaba entre las nominadas. Esperando impacientemente, dieron finalmente vítores. Había salido premiada. Ante tal alboroto y dando por finalizada la gala, Miguel aprovechó para escabullirse. 

Cuando rodeó la última esquina a la izquierda advirtió a Vero de perfil. Iba vestida  con un vestido estampado, con colores blanco y negro. Ceñido en los pechos y de vuelo a partir de la cintura hasta las rodillas. Ya no tenía el pelo sujeto, lucía una  media melena caoba y ondulada. 
Se medió giró, vio a Miguel acercarse y le dijo: 
-Que buen mandado eres. 

Él sonriendo se aproximó y empezó a proporcionarle caricias suaves por la mejilla, el cuello y los hombros. 
-Mejor pasemos 
-¡A sus órdenes, señorita! 
-Bueno… como te has portado tan bien, te tengo  una sorpresa… 
-Intrigado me dejas…- Comentó entre risas 
-Dame un momento 

Vero sacó un móvil de su bolso e hizo una llamada 
-¡Vente! Ya estamos en el camerino. 


Miguel no sabía de qué iba aquello, pero la gran atracción que sentía por ella y el juego que se traía, le hizo aceptar. Estaba situado de espaldas a la puerta y Vero delante de él, insinuándole con gestos y jugueteando con la camisa. Ya le había quitado la pajarita. Al poco rato la puerta se abrió, la persona accedió y cerró la puerta con pestillo. Vero se dedicó a que él no se girara. La persona, que era una chica se puso detrás de él. Comenzó por ayudarle a quitar la chaqueta y con sus uñas arañar su espalda cubierta por la camisa. Él cerró los ojos y pensó ‘¡Oh, dios! Con dos chicas… ¡esto es la gloria!’ Las miradas de ellas se cruzaron. Habían conseguido estar a solas con él, y lo más importante, disfrutar con y de él. 
Vero le susurró a Miguel: 
-¿No quieres ver a las dos chicas juntas que van a estar contigo? 
-Y aún lo preguntas…- contestó mientras abría los ojos. 
La chica se acercó a Vero, le hizo una carantoña y las dos miraron para él. 
-¡Joder!- Exclamó quedándose perplejo. 
Ellas empezaron a reír. 
-Te presento a mi hermana, Diana. Como puedes comprobar somos gemelas.- Las dos chicas eran idénticas. Misma cara, mismo color de pelo, misma estatura y misma ropa. 
Y sin ningún contratiempo, Vero se acercó a él, le desabrochó la camisa y le murmuró: 
-¡Disfrútalo!- A la vez que le indicaba a Diana con la cabeza que se colora detrás de Miguel. 


Vero le fue desabrochando la camisa a la vez que Diana le acariciaba la nuca. Una vez medio desnudo, Vero se aproximó todo cuanto pudo a él y entreabriendo la boca sacó su lengua para pasarla por sus labios. Él hizo ademán de querer besarla, pero ella se retiró y cogiéndole de desprovisto le propinó un morreo muy apasionado. Al terminar le dio la vuelta, mientras le acariciaba el culo por encima del pantalón, Diana le obsequiaba con otro beso muy húmedo. Miguel se estaba excitando muy rápido. Aflojó el cinturón y con la ayuda de las chicas quitó el pantalón. Con el calzoncillo puesto duró muy poco. Vero le daba alguna que otra palmadita al culo y rozaba sus dedos por la zona del perineo. Diana palpaba la polla dura y pellizcaba los pequeños pezones. Él no paraba de buscar la boca de Diana para saborearla. Le encantaba como besaba. Vero se colocó al lado de su hermana, y junto a ella saborearon con ansia el torso de él. La escena a él le parecía espectacular. Con los escotes que miraba le daba ganas de romperles los vestidos. Como si las chicas lo escucharan, se levantaron y se situaron una enfrente de la otra. Vero se dispuso a quitarle el vestido a Diana y luego Diana a la de Vero. Ya estaban totalmente desnudas. No llevaban ropa interior. Miguel ya no sabía cómo reaccionar, no se esperaba aquello tampoco… 
Las chicas se acercaron a él y se dispusieron a besarle apasionadamente. Y a juguetear con la lengua. Primero Vero y luego Diana. Miguel concluyó yendo a lamer los pechos de las chicas. Los pezones apuntando a él, los succionó con avidez. Dejándolos muy duros. Momento que aprovechó para pellizcarlos. 

-Más, sin miedo- le dijo Vero 

Él, mirándola con atención, pellizcó con más presión. Observó que le gustaba, así que siguió hasta que percibió por su cuerpo y su cara que se había corrido. Su mano derecha se deslizó  descendientemente por la barriga de Diana, llegando hasta el pubis. Superficialmente lo acarició y con un dedo notó su sexo. Húmedo. Con su mano izquierda palpaba los pechos de Vero. No cerraba los ojos en ningún momento, quería ver a las chicas. Como reaccionaban, sus gestos, sus movimientos. Miguel estaba inmerso en un nivel de excitación que nunca había experimentado. Con su polla totalmente empalmada topaba sin querer con Diana. Momento que ésta aprovechó para agarrarla y acariciarla de abajo a arriba. Vero se dedicaba a lamer los pezones de él y a manosear sus testículos. Estuvieron un rato disfrutando así hasta que Miguel dijo: 
-Hay que aprovechar este momento para… 

Y Diana no le dejó acabar la frase para empezar a decir con tono picaron: 
-mmm, creo que ya sabemos lo que quieres. 

Las dos hermanas se agacharon y lanzándole miradas lascivas al chico empezaron a deslizar sus lenguas por la polla. De abajo a arriba. Haciendo círculos. Dejándola totalmente ensalivada. Sin duda, acertaron en pleno lo que quería Miguel. Enseguida, los lametazos dieron paso a chupadas. También succionaban y jugueteaban con la polla dentro de sus bocas. Él estaba totalmente excitado. Era el comienzo del gran placer que iba experimentar…