Veronik Liberal

Veronik Liberal

martes, 11 de abril de 2017

Jugando


Vero se disponía a abrir la puerta de la cafetería para ir a su sitio preferido siempre que estaba libre, la esquina izquierda del local. A la izquierda del local estaba la cristalería y a la derecha la barra. Siempre se preguntaba cuál sería el motivo por el que la mayoría de los hombres se situaban en la barra.
El camarero llegó a verla desde detrás de la barra y le guiñó un ojo. Le daba a entender que la había visto y que en cuanto pudiera le ofrecía lo que pedía siempre. Ella le correspondió con una sonrisa. Vero echó un primer vistazo y pudo comprobar la presencia de un chico que siempre estaba cuando iba ella a esa hora a la cafeta. De verlo tantas veces y de verlo atareado con un lápiz en mano mientras tomaba un café le llamaba la curiosidad. ‘Siempre con lápiz en mano ¿qué hará?’ Pensó ella.
-Aquí tiene señorita Verónica, su café con mucha leche. - Le dijo el camarero cuando le dejó en mesa la consumición.
-Psss ¿Que hace el chico de la camisa azul con el lápiz?- Le preguntó Vero aprovechando su buena relación.
-Descúbrelo tú misma- respondió con una sonrisa picarona.

Ella empezó a maldecir por lo bajo mientras removía el café aunque sabía que eso era lo más correcto. Dio el primer sorbo y se concentró en observar al chico. Cogía un lápiz con firmeza y hacía trazos, aunque a veces arrastraba la punta varias veces. A ella le parecía que eso era dibujar.
El chico era alto y moreno, e iba vestido informalmente. Lo que Vero no contaba era que él levantara la cabeza y la mirase a los ojo. Ella agachó su cabeza todo cuanto pudo sin exagerar y se hizo la loca, como si estuviera mirando de casualidad, pero mirando por el rabillo de ojo a ver que hacía y dando otro sorbo al café.
‘¡Nooo! No te acerques...que vergüenza. ¿Y qué coño le digo como me pregunte que hacía mirándole?’

-¡Hola! Disculpa…- Le saludó el chico, lo que hizo que ella levantara la vista
-Eh...Hola ¡Buenas!
-¡Y tan buenas!- Exclamó él mostrando una gran sonrisa
‘Ni que lo digas. Dios...¡¡que ojos!!’ No le había llegado a ver sus ojos antes, eran verdes, unos verdes penetrantes.
-Te vi…-Empezó hablando él
-Sí, casi siempre me siento aquí – No le dejó terminar Vero, adivinando por si la había pillado viéndole.
Él se echó a reír y acabó diciendo:
-Espero que para otras cosas me dejes acabar.
-¡¿Eh!?- Le espetó ella. Aunque pensó que no le importaría que lo dijese en doble sentido.
-¿Puedo…?- Preguntó sin acabar agarrando la silla de enfrente a ella.
-La silla no es mía ni tiene un nombre puesto.
Él lanzó otra risotada a la vez que se sentaba y colocaba una libreta de dibujo en la mesa.
-¿Sueles ser así de borde siempre?
-Me puedo poner más borde…- dijo ella toda sonriente.
-Bah, dejemos este rifi y rafe. Tengo algo para ti pero no lo acabé. Hoy no me concentré al ver que me veías.
Vero se sorprendió al decirle que tenía algo para ella ‘¿Algo? ¿Lo qué? Si nunca nos hemos relacionado...’
-Te veo hace días, coincidimos aquí, ya me viste muchas veces pero nunca te fijaste tanto como hoy. En parte me facilitó para acercarme a ti pero por otra no finalicé lo que te quiero dar. Me llamo Sergio ¿y tú?
-Verónica, encantada.
Él se irguió para darle los besos de cortesía y que ella los recibió muy gustosamente.
-¡Un placer! Mi momento de `kit kat` terminó, tengo que irme.- Dijo él cuando sonó la alarma del reloj de la muñeca.- Mañana nos vemos- y le guiñó el ojo.
-Hasta mañana…- Ella se quedó apenada por la rapidez del encuentro.

Al día siguiente en la misma cafetería pero antes de la hora habitual que iba Verónica…

Estaba pensativa en la esquina dándole vueltas al café. Si solía estar inquieta, esta vez más. ‘¿Que me quiere dar  ese chico tan interesante?’ Le interrumpió de su ensimismamiento el sonido de su móvil, tenía un whatssap de una amiga en el grupo de compis.
`Salida sábado tarde a las termas de Chavasqueira!! No digáis que no mola ¡eh! Y podemos aprovechar para ir de vinos a Ourense ¿Quién se apunta?`
‘Esta Ana siempre liándola, pero las lía bien’ Iba a empezar a contestar cuando alguien posó un dibujo encima de la mesa. Era Sergio. Retiró el móvil y se quedó fascinada por el dibujo.
-Solo hace falta que cobre vida- contestó sonriente él.
-Y tienes a dos bordes enfrente de ti - Vero se rio a carcajadas con su comentario- Es...idéntica a mí.
-En eso consiste el retrato- Él se sentó cómodamente y prosiguió – Desde el primer momento en que te vi me gustaste. Eres muy fotogénica y tienes  unas facciones muy dulces.
-Ya me gustaría  a mí dibujarte tan bien como tú a mí.
-¿Y por qué no?
-Porque se me da fatal. ¿Conoces el monigote de los Santos Inocentes? Es lo mejor que puedo hacer.
-Te propongo algo.- Ella quedó la expectativa- Mañana a media tarde quedamos en la entrada de esta cafetería y te vienes conmigo. Te ayudaré a que me dibujes.
‘¿¿Mañana?? Ya podía tener una doble...’
-Pondré todo de mi parte- Cogió el retrato, lo enrolló y lo metió en su bolso.
Él se alegró mucho y se quedaron los dos mirándose  durante un par de minutos. No mirarle a los ojos una vez que los había visto era difícil.
-Siento el corte, he de irme ¡Nos vemos mañana a las seis!- Le contestó Vero y le pasó su mano por el hombro izquierdo de Sergio.

Allí se personó Vero cerca de las seis. Ataviada con un vestido verde que había comprado hace poco. Era cómodo y fresco. Idóneo para  un día tan bueno que hacía. Sergio se aproximó desde la otra acera y la saludó obsequiándole un par de besos pausados.
-¿Y el blog del dibujo?- Le preguntó ella.
- En el lugar a donde vamos a ir.- y emprendieron la marcha hacia donde iba él.
Llegaron a la puerta de un garaje. Él abrió y se adentraron. El garaje era grande y espacioso. Al fondo a la derecha había una estancia decorada y adaptada para Sergio.
Había también un tresillo, un sillón y una mesa baja y ancha.
-Estarás cómodo aquí -dijo ella riéndose un poco.
-Mmmm sí. Vamos al lio. Siéntate en  el tresillo.

Sergio cogió un blog de dibujo y un lápiz. Se sentó al lado de ella, le colocó el blog abierto en las piernas y le ofreció el lápiz.
-Tienes un folio entero para una cara, así no te distraes por hacer más.- le comentó.
Él le empezó a dar unas pautas y a ayudarle donde se complicaba. A veces le sonreía y la vitoreaba donde lo hacía bien. Cuando se empezaba a mirar la cara dibujada de él, ella sonreía satisfactoriamente.
-¿Que, nos parecemos?
-Hay un ligero aire…- contestó ella y se echó hacia atrás.
Él se quedó mirándola y le fue a acariciar el pelo. Fue deslizando sus dedos a la mejilla y se aproximó a ella para darle un  beso muy tierno en los labios. Vero se dejó y le obsequió con otro. Antes de seguir con algo más, ella quitó el blog de sus piernas y lo colocó a un lado con el lápiz. Decidió sentarse encima de Sergio y siguió besándole más apasionadamente. Mientras, le acariciaba y se restregaba contra él. Los besos habían pasado a los lametazos y lengüetazos. Pasaba una y mil veces sus manos por los brazos de él, y por el torso hasta que le quitó la camiseta. ‘¡Mamacitaquerida! Guapo y buenorro’ Acarició su torso tonificado y le siguió besando y acariciando con más vehemencia. Sergio le acariciaba las piernas y ascendía sus manos a veces para cogerle de la cabeza y besarle con tanto ímpetu como lo hacía ella. Volvía a descender las manos y al volver a subirlas las metía por debajo del vestido para quitárselo. Los dos se encontraban en un grado de excitación tan alto que deseaban más. Enzarzados entre brazos y piernas se rozaban mutuamente y se saboreaban. Sutilmente él le mordisqueó la oreja y le murmuró:
-¿Bien, Vero?
-Muuuy bien – contestó sonriente.
Sergio la cogió en brazos, la sentó y se puso encima de ella. Su lengua recorrió desde la boca hasta el escote. Con ayuda le quitó el sujetador blanco. Se quedó mirando los pechos y rozó con sus dedos las aureolas. Prosiguió hacia los lados de los pechos sin tocar los pezones.
-Sergio...no seas malo, toca ahí – manifestó ella mientras se tocaba y se pellizcaba los pezones.
-Pues una de las cosas que más me gustan es ver a una mujer masturbarse.
-Anda...estate callado y vente para acá – Tiró de él hacia ella y le pegó un morreo a la vez que agarraba sus manos y se las ponía en sus pechos. Él obediente acarició los pechos con más fogosidad, pellizcó sus pezones y tiró un pelín de ellos. Miró que su cuerpo se estremecía y decidió pasar su lengua por los pezones rosados que comenzaban a ponerse duros. Los ensalivó y los mordisqueó levemente.
Vero gimió y se humedeció los labios. Levantó su pelvis y quitó el tanga. Apoyó bien los pies en el suelo y echó el cuerpo hacia adelante apoyando la cabeza. Sergio iba dispuesto a besarla cuando ella le sujetó la cabeza y la bajó hacia su pelvis. Él no pudo evitar sonreír, pero disciplinado la descendió. Deslizó su lengua repetidas veces por la cara interna del muslo izquierdo y del derecho. Cuando notó que Vero se revolvía, acercó le lengua poco a poco hasta el coño. Ahí pasó la punta de la lengua lentamente hacia arriba y hacia abajo. Cada vez recorría con más presión. Estuvo así un rato, y rozando muy levemente el clítoris, hasta que se animó a moverla más velozmente al notar las sacudidas de Vero y al escuchar sus gemidos y resoplidos. Entretanto, Vero tocaba y tiraba de sus pezones con sus dedos. En esa situación, menándose sin parar y gimiendo cada vez más rápido llegó a un gran orgasmo.
Ella, sonriente, murmuró:
-Ven aquí…
Él subió a la vez que la acariciaba y se besaron lujuriosamente. Las piernas de Vero se enroscaban en el cuerpo de él y las manos se escabullían por dentro del pantalón de Sergio.
-Que traviesa eres  - Le susurro él.
-¿Quieres que no lo sea? - preguntó con tono pícaro
-Era una apreciación. ¡Me encanta! - y de sopetón le pellizcó los pezones con presión.
En vez de molestarle, le puso más cachonda. Echó a Sergio a un lado del tresillo, se aproximó a su bolso, cogió una pinza y recogió su pelo largo. Regresó contoneándose y se lanzó a desabrocharle el pantalón y a quitárselo. También le retiró el calzado, los calcetines y el calzoncillo. Él se mostraba alegre y mirando divertido como le quitaba todo.
-A ver si ahora te diviertes tanto – Le dijo Vero en tono irónico.
Ella se colocó a un lado del tresillo de rodillas mirando hacia Sergio y con el culo en pompa.
Le comenzó a acariciar muy lentamente y muy suavemente la polla. Las caricias iban abarcando más, tocando también los testículos y la zona del perineo. Se tomó su tiempo para que la polla estuviera totalmente dura. Haciéndole sufrir un poco más, estuvo manoseando y lamiendo los testículos sin tocar la polla. Luego a rozar la zona del perineo con un poco de presión y tocando la polla con los dedos. Sonriente pensó que ya era el momento de meterla en su boca. Pero antes, la lamería por los lados. Deslizó muy despacio sus labios hacia abajo. Aguantó un momento y luego las ascendió haciendo presión. Estuvo así un momento hasta que pasó la lengua por su capullo y lo succionó un poquitín. Después con más frenesí le estuvo comiendo la polla respirando con cierta dificultad por el gozo que sentía de la paja que le estaba haciendo él. Los dos siguieron dándose placer hasta culminarlo con un gran clímax. Exhaustos se dieron un beso muy ardiente y se recostaron.
Mientras él acariciaba sutilmente los pechos de Vero, dijo:
- Ahora es el momento ideal para dibujarte
- ¡Ah! ¿Sí?
-Entera y desnuda. Me encantan tus curvas.
Ella sonriente le pasó el blog y el lápiz



Mi participación al IV concurso Internacional de Relatos Eróticos del año 2016:



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