Veronik Liberal

Veronik Liberal

jueves, 16 de junio de 2011

Eran las nueve de la mañana....

Eran las nueve de la mañana, y yo salía del baño, y lo vi, estaba en calzoncillos, y su cuerpo, maravilloso, estaba bañado por la luz de la luna, era hermoso, empezamos a hablar, en un instante la charla empezó a subir de tono.

No se en que momento las cosquillas se volvieron caricias, y las risas se volvieron gemidos, en ese instante me percate de que algo me aprisionaba el vientre, era su erección. Me hizo querer probar sus labios, le di un inocente piquito, a lo que el respondió con un beso apasionado, ya su lengua recorría mi boca y sus manos mi cuerpo, cuando sus manos quisieron tocar mis muslos paró y me quiso llevar a la habitación.
Me acaricio la cabeza, y me dijo a lo oído cuanto me deseaba. Su lengua fue bajando hacia el cuello, eso hizo que mis pezones se endurecieran automáticamente, me saco el camisón, era uno de verano color blanco, quedando con un tanga. Él posó su boca en mis pechos  y empezó a mordisquearlos y chuparlos, después bajo con su lengua, y con su boca me saco el tanga…

Estaba muy excitada. Me puse encima de él y besé su boca entreabierta, seguí por su torso hasta llegar al ombligo, ahí lo hice más despacio y dando unos pequeños mordisquitos. Aquellos calzoncillos le quedaban de vicio, le marcaba y más estando excitado. Con los calzoncillos puestos, empezamos a rozarnos, cada vez estaba más húmeda. Sus manos iban para mi culo y me apretaba más hacia él. Miraba mis gestos, le ponía mucho. Nos dimos la vuelta, ahora estaba debajo, y su lengua  recorría todo cuanto podía de mi cuerpo. Notó que estaba muy muy mojada, se dispuso a quitar los calzoncillos, estaba bastante excitado. Se la noté, llevó un ritmo lento pero rítmico. Sus dedos de vez en cuando pellizcaban un poco mis pezones. Estuvimos un rato así pero en un momento inesperado su ritmo aumentó hasta que alcanzamos el clímax. Caímos rendidos, pero nuestras sonrisas demostraban que queríamos más…

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Nos quedamos abrazados, el no paraba de darme besitos y carantoñas. Pero a la vez estábamos comentando situaciones que nos daban morbo hasta que se calló y tenía cara de pensamiento. Me conocía esa cara y algo estaba tramando….

Me dijo “déjate guiar”, me vendó los ojos con un pareo que había por allí  y me susurro al oído “ahora vuelvo, no te muevas”. Allí estuve esperando por él, toda impaciente. Lo escuché llegar, me ayudó a levantarme y a ponerme la bata. Me cogió de una mano y me llevó.

Me hizo sentar en una silla, parecía la silla de la cocina. Estaba muy intrigada en saber que haría, prestaba mucha atención a los sonidos. Noto que me baja la bata en los hombros  y me hace como un masaje, deslizando sus dedos poco a poco y hacia al cuello. Ahí se detuvo durante un rato y me relajó. Sin darme cuenta, se sentó en mis piernas, me cogió la cara con las dos manos y me dio un morreo. Me sobresaltó gratamente; yo le separé y me metí un dedo en la boca como si lo estuviera chupando. Con la otra manos abrí la abrí la bata, dejando mis pechos a la vista de él. Como seguía con los ojos tapados, no miré su reacción; pero me dijo “quiero que me digas a que sabe lo que te voy a dar a probar”. Yo acepté.

Noté algo en mis labios, así que entreabrí  la boca y degusté lo que tenía en su dedo, era mermelada. Al rato no era su dedo, era nata en un pezón de él, pero no me paré y seguí comiéndoselo, mordisqueándoselo… hice lo mismo con el otro pezoncito. Mi lengua se  escapó a su torso moreno… mis manos iban hacia su calzoncillo… Estaba potente. Tenía ganas de tocarlo, de palparla…iba a quitárselo pero él me detuvo antes y me quitó el  pareo. Lo observé, estaba deliciosamente apetecible, y me percaté hacia donde dirigía su mirada, mis pechos. Relamió sus labios y se dispuso a degustarlos  durante un rato, turnándose entre uno y otro, jugueteó con ellos, hizo todo cuanto pudo dejándome totalmente excitada.

Sin mediar palabra me dirigió hacia la cama y me tumbó. Me empezó a pasar sus yemas de los dedos, como  haciendo eses, por la cara suave, por el cuello delicado, por los hombros, por los pechos voluminosos - al pasarlas por los pezones se pusieron duros automáticamente - por la barriga blanca, por el ombligo pequeño, por el pubis  y por las  piernas anchas. Al acabar se puso enfrente del pubis y noto su lengua juguetona haciendo líneas hasta que da con el coño. Vaya si no era juguetona….una vez ahí, me lo saborea, noto como mete la lengua, como juguetea con mi clítoris…se deleito un buen rato…me hizo estremecer de  placer. Paró un rato y cogiéndole desprevenido le lamí los huevos y la polla, estaba bien durilla….que satisfacción me daba el verle regocijándose. Me hizo parar, me dio un morreo y me susurro “quiero sentirte otra vez dentro” Me dí la vuelta, de espaldas a él, levanté mi culito...y la noté entrar hasta al fondo. Como me  había gustado…empezó con un ritmo lento, pero pronto subió el ritmo, de tal manera que yo también meneaba el culo. Nuestras respiraciones eran muy aceleradas  y entrecortadas, mis gemidos cada vez eran mas altos…nuestros cuerpos pegados, sudorosos…tal excitación tenía que menee mas rápido el culo y juntos llegamos al clímax como nunca. Nos dejamos caer en la cama, exhaustos, mirándonos y suspirando. Me regaló un beso juguetón y una sonrisa, ay…aquella sonrisa….

Había sido un gran comienzo del día.

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